Al ritmo que vamos, Afganistán puede convertirse, francamente, en otro Vietnam. La estrategia del presidente Obama hace especial hincapié en batirnos en retirada en vez de terminar el trabajo. Una retirada prematura complicará la capacidad de las fuerzas militares para hacer frente a las muchas amenazas en la región, como lo es, por nombrar sólo una, la Red de Yalaluddin Haqqani.
el uso de la fuerza en Libia por el presidente Obama sienta malos precedentes para la forma cómo Estados Unidos debe usar poder militar para hacerle frente a los peligros del siglo XXI. Se trata de otra obviedad que no se debe olvidar – aunque estemos celebramos la caída de uno de los peores dictadores del mundo.
En el período inmediatamente posterior a la caída de Gadafi, Washington deberá seguir alerta para asegurarse de que los arsenales de armas químicas y otras armas peligrosas del régimen estén puestos bajo seguro con la mayor cooperación que sea posible con el nuevo gobierno de Libia para así evitar que caigan en manos de terroristas.