Los empleados federales (que como promedio trabajan al año un mes menos que los trabajadores del sector privado y están mejor pagados) están cabildeando para obtener aún mejores pagas.
Los sindicatos públicos saben que el Congreso está buscando el modo de recortar el presupuesto federal y están contando con que los van a dejar fuera del alcance de cualquier medida de ese tipo.
El presidente Obama ha tenido poco tiempo para saborear su victoria electoral del pasado 6 de noviembre. La Casa Blanca está metida de lleno en asuntos como, entre otros, las consecuencias del atentado en Bengasi, la dimisión de David Petraeus y la inminente caída por el abismo fiscal. A casi menos de dos meses para la toma de posesión, Obama II ya se ha metido en un problema en lo que respecta a Latinoamérica.
Durante los últimos cuatro días, los militantes islamistas de Gaza han disparado más 840 cohetes contra Israel. Por primera vez, los cohetes de Hamás han alcanzado las afueras de Jerusalén y Tel Aviv, fruto del contrabando de cohetes iraníes con Gaza. El aumento del alcance y la sofisticación de los cohetes palestinos ha ampliado también el alcance de los terroristas, que pueden ahora amenazar a la mitad de la población de Israel.
Hay una cuestión en la mente de todos en Washington: el “abismo fiscal”. Nos estamos quedando sin tiempo para evitar que nos alcancen las masivas subidas de impuestos del 1 de enero así como las amplias reducciones presupuestarias que está previsto que lleguen al mismo tiempo, de modo que la economía se está preparando para otra tormenta.
Hoy empiezan las audiencias ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes y ante los Comités de Inteligencia de la Cámara y del Senado sobre el atentado terrorista contra el consulado de Estados Unidos que acabó con la vida del embajador Christopher Stevens y de otros tres americanos en Bengasi, Libia, el pasado 11 de septiembre.