El presidente Obama ha tenido poco tiempo para saborear su victoria electoral del pasado 6 de noviembre. La Casa Blanca está metida de lleno en asuntos como, entre otros, las consecuencias del atentado en Bengasi, la dimisión de David Petraeus y la inminente caída por el abismo fiscal. A casi menos de dos meses para la toma de posesión, Obama II ya se ha metido en un problema en lo que respecta a Latinoamérica.
Durante los últimos cuatro días, los militantes islamistas de Gaza han disparado más 840 cohetes contra Israel. Por primera vez, los cohetes de Hamás han alcanzado las afueras de Jerusalén y Tel Aviv, fruto del contrabando de cohetes iraníes con Gaza. El aumento del alcance y la sofisticación de los cohetes palestinos ha ampliado también el alcance de los terroristas, que pueden ahora amenazar a la mitad de la población de Israel.
No se habla de otra cosa: el abismo fiscal. Y es que el 1 de enero de 2013 se nos viene una avalancha de impuestos.
Hace poco más de un año, la Fundación Peter G. Peterson reunió 5 institutos de política pública y subvencionó sus iniciativas en busca de una solución a la enorme deuda pública que aqueja a Estados Unidos. El plan de la Fundación Heritage es el que mejor alcanza esos objetivos, como muestra El Gráfico de la Semana.
Hay una cuestión en la mente de todos en Washington: el “abismo fiscal”. Nos estamos quedando sin tiempo para evitar que nos alcancen las masivas subidas de impuestos del 1 de enero así como las amplias reducciones presupuestarias que está previsto que lleguen al mismo tiempo, de modo que la economía se está preparando para otra tormenta.
Tras varios días en los que se había producido el lanzamiento de salvas de cohetes contra civiles israelíes, Israel respondió antes de ayer con varios ataques aéreos que mataron al líder del ala terrorista de Hamás y alcanzaron los emplazamientos de lanzamiento, almacenaje y fabricación de dichos cohetes en la Franja de Gaza.