La Cámara está en una esquina. El presidente está en otra. Pero los senadores marcaron tarjeta y se fueron de vacaciones a casa en vez de atender los asuntos del pueblo y alcanzar un compromiso. Aunque el presidente Obama querría que creyésemos que la culpa reside en la Cámara, es el Senado el que no ha cumplido su cometido. Y por el bien del pueblo americano, deberían volver a Washington y ponerse manos a la obra para alcanzar un acuerdo.
Los medios de comunicación oficiales de Corea del Norte anunciaron que Kim Jong-il, el líder del país desde hace mucho, murió el sábado de “sobreesfuerzo físico y mental”. Aunque Kim tenía varios problemas de salud, especialmente tras un ictus en agosto de 2008, se le veía activo en reuniones recientes. Por ello, el sorpresivo suceso preocupa por su impacto en la transición en marcha de liderazgo en Pyongyang, la estabilidad del régimen y las políticas de seguridad y de relaciones exteriores norcoreanas.
La administración Obama ha restado importancia a los riesgos de seguridad en Irak como parte de su iniciativa para anotarse puntos políticos con tal de poner fin al papel militar de Estados Unidos en dicho país. La administración sostiene que el fin de la misión militar es un triunfo para la visión de la política exterior del presidente. En realidad, la guerra de Irak se encarriló camino al éxito de la mano de la administración Bush que valientemente ordenó un aumento de las tropas y un cambio de estrategia en 2007 cuando muchos críticos afirmaban que la guerra ya estaba perdida.
Este gráfico se vería muy distinto si se aprobara el plan de reforma fiscal de la Fundación Heritage. Ese plan, que forma parte de la propuesta Para Salvar el Sueño Americano: El Plan de Heritage para arreglar la deuda, reducir el gasto y restaurar la prosperidad, establece una tasa única y baja para las personas y reemplaza todos los impuestos federales sobre ingresos, impuestos sobre la nómina, el impuesto a la muerte y la mayoría de impuestos especiales.