Fiel a su ser, el presidente Obama hizo ayer lo que mejor hace: Pronunció un florido discurso y sacó a relucir su poderío retórico. Es un talento que le ganó la presidencia, pero desafortunadamente eso no le ha ganado el futuro al pueblo americano. Y eso es debido a que la base filosófica del presidente está profundamente errada.
Si bien las protestas de “Ocupar” comenzaron como un movimiento no convencional que rechazaba la política dominante y buscaba proyectar un amplio atractivo ideológico mediante sus llamamientos para frenar el capitalismo clientelista, ahora el movimiento está siendo rápidamente absorbido por grupos que buscan avanzar en una genérica –y muy politizada– agenda política aprovechándose del atractivo populista del movimiento “Ocupar”.