Este fin de semana en el que conmemoramos el 10º aniversario de los atentados del 11 de septiembre sería bueno reflexionar por qué es vital y necesario mantener una defensa que proteja a Estados Unidos. Como dijo George Washington en su primer discurso anual al Congreso en 1790: “Estar preparados para la guerra es uno de los medios más eficaces para mantener la paz”.
La semana pasada, el Grupo de Preparación para la Seguridad Nacional (NSPG) del Centro de Política Bipartita – una continuación de la Comisión del 11 de septiembre, informó que, 10 años después de 11 de septiembre, nueve de las 41 recomendaciones formuladas por la Comisión siguen sin cumplirse. Con números así, dificílmente se les puede dar el aprobado.
Lo que el presidente Obama llama un plan de “trabajo” es en realidad la reedición del estímulo, al más típico estilo keynesiano, de infraestructura, construcción de escuelas, pago de maestros, subvención por desempleo y suspensiones temporales de impuestos que manifiestamente han demostrado su fracaso en los dos años y medio desde la Ley de Recuperación de los $825,000 millones.
Hace dos años, el presidente Barack Obama era audaz en su optimismo acerca del crecimiento del empleo en Estados Unidos, prometiendo que sus planes de gasto del paquete de estímulo crearían tres millones de puestos de trabajo para finales de 2010. No funcionó, el déficit de empleos de Obama está ahora en 6.7 millones de puestos de trabajo.