Hay algo de cruzada moralista en esta labor de Estados Unidos, pero también una convicción: o se enfrenta al crimen organizado decididamente, o poco a poco se irán erosionando los fundamentos del Estado de Derecho y desaparecerán los principios con que el país se fundó y echó a andar en 1776. En gran medida, la lucha contra el delito es por la supervivencia del país.
Los acontecimientos en Israel y Palestina se suceden con extrema velocidad. Antes de que nos percatemos, nos vemos sobrepasados por una avalancha de información que desorienta. Por varios días ya, jóvenes palestinos, aparentemente desvinculados de agrupaciones terroristas, han estado atacando a israelíes con piedras, puñales, destornilladores, bombas molotov, y los han embestido con sus vehículos, en un frenesí de violencia radical que preanuncia una nueva, la tercera, intifada.