Con el tratado de libre comercio ya en marcha, Colombia y Estados Unidos pueden aspirar juntos a unos lazos cada vez más fuertes y mayor certidumbre de que unos mercados abiertos y movimientos más libres de bienes, servicios e inversiones cimentarán las relaciones mutuas de estas dos naciones democráticas. Esa sí es una razón para celebrar.
Trabajar para mantener a Estados Unidos en una posición dominante en la que el país permanezca libre de las coacciones extranjeras no es belicista ni reaccionario. Se trata simplemente de gobernar responsablemente guiándose por el sentido común de que la fortaleza y la independencia naval americanas han sido y probablemente continuarán siendo, necesarias para proteger la pacífica libertad comercial. Podemos agradecer al senador Marco Rubio por poner de relieve esta realidad.
Las persistentes diferencias junto a un débil desempeño del presidente Obama en la Cumbre de Cartagena debería llevar a las autoridades americanas a anunciar una suspensión de actividades o una revisión del costoso proceso de la cumbre. Si Estados Unidos no puede hacer que la OEA trabaje en pro de sus intereses, entonces la Cumbre de las Américas nos queda demasiado lejos.
A diferencia de esos países que continúan sosteniendo que el socialismo es la mejor manera para disminuir la brecha entre ricos y pobres, el pueblo mexicano ha mantenido su apoyo, entre otras cosas, al libre comercio. Según el autor, el histórico tratado de libre comercio firmado entre México, Canadá y Estados Unidos en el año 1994, conocido como NAFTA/TLCAN, ha contribuido al crecimiento de la clase media mexicana.