No podemos seguir repitiendo errores y seguir ofreciendo las mismas políticas fracasadas que convirtieron una ciudad vibrante en una ruina. Si la ciudad se hunde finalmente, será un gran símbolo de la filosofía progre de la gestión del declive a través de la dependencia. Si Detroit tiene éxito, será porque a sus ciudadanos se les ofrecen más posibilidades, más libertad, más trabajos y más oportunidades económicas.
El mercado respondería si el Congreso y la administración le permitieran funcionar. Las compañías petroleras responderían incrementando su producción y los consumidores se cambiarían a carros de consumo eficiente sin ninguna necesidad de un mandato de camiones y carros de consumo eficiente. Si el precio de la gasolina continúa subiendo, hará que las tecnologías alternativas sean todavía más competitivas económicamente. Pero las políticas que restringen la exploración petrolera, el refinado y la producción no deberían elevar el precio artificialmente.
Si la situación en España les suena familiar, es porque lo es. Lo que estamos viviendo en Estados Unidos es una previa de lo que ya está viviendo España. Nuestro propio país está en declive según el Índice dado el incesante gasto del gobierno federal y el insoportable crecimiento de la deuda nacional.
Obama podría haber dado la luz verde al oleoducto Keystone XL esta semana y ayudado a crear empleo real y a aumentar el suministro de energía asequible y fiable sin gastar dinero público o abogando por aumentos de impuestos. Pero en vez de eso, se dirigió al Reino Mágico de Disney y continuó vendiendo la fantasía de que él era quien tenía las respuestas para la creación de empleo en Estados Unidos. En el entretanto, los americanos sólo pueden soñar con una economía más fuerte y un futuro más brillante.