Esta semana, la Corte Suprema escuchó los argumentos orales del caso Estados Unidos contra Windsor, en el que se pone en duda la constitucionalidad de la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA), que definió el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer para cuestiones referentes a los beneficios federales.
Para comprender lo que va a pasar hoy en la Corte Suprema, tenemos que retroceder en el tiempo.
Era el año 1965. Cientos de personas se reunían en Selma, Alabama, para marchar en favor del derecho a votar de los americanos negros, pues algunos estados, especialmente en el sur, habían establecido obstáculos para el ejercicio del voto, tales como cobrar dinero a los posibles votantes o hacerles pasar un examen.