El analista de la Fundación Heritage Jim Roberts, uno de los redactores del Índice de Libertad Económica, se reveló apabullado por el desproporcionado cambio en el énfasis de los textos mientras realizaba recientemente una investigación. Roberts, que trabajó en el Departamento de Estado desde 1982 hasta 2007 y solía escribir estos perfiles sobre países, comentó que nunca había visto unas redacciones como esas con ninguna de las anteriores administraciones, ya fueran republicanas o demócratas.
Los medios de comunicación en realidad afirman con frecuencia que los tratados requieren de una mayoría de dos tercios en el Senado y que si no la consiguen, no tiene validez legal. Como todas las cosas, eso no es así de sencillo. He aquí un breve manual sobre cuándo y cómo pueden los tratados tener validez legal.
Las temidas palabras “Eso va en contra de la ley Smith-Mundt” causan un efecto escalofriante sobre la transparencia. No existe absolutamente ninguna razón por la que los americanos no deberían poder acceder a la información que el gobierno de Estados Unidos difunde al resto del mundo cada día. Puede que a los americanos les guste lo que oigan y vean. O puede que no. Pero se merecen la oportunidad de estar informados.
El lunes por la mañana, Washington se despertó con la noticia de que el secretario de Comercio John Bryson se había visto envuelto en una serie de accidentes de circulación en el sur de California en la tarde del sábado y que estaba citado a responder ante la policía por un delito grave de omisión de socorro. Evidentemente, se trataba de una noticia impactante. ¿Realmente se enteró el presidente de Estados Unidos en el mismo momento que el gran público que 36 horas antes su secretario de Comercio había sido hospitalizado? Y si es así, ¿fue su primera preocupación el hecho de que su personal lo había dejado sin noticias de manera innecesaria durante tantas horas?
Al abrigo de lo más profundo de la noche en la ciudad de Abbottabad, Pakistán, un equipo de los SEAL de la Armada descendió de sus helicópteros, abrió brecha en el complejo del cerebro terrorista Osama bin Laden y lo mató. El relato es del tipo de cosas de las que están hechas las películas que son éxitos de taquilla, pero muchos de los detalles son en su mayoría un secreto bien guardado. Eso era así hasta que la Casa Blanca de Obama concedió insólito acceso e información a los cineastas de Hollywood para su película sobre la incursión, que originalmente estaba previsto que se estrenase justo antes de las elecciones presidenciales de noviembre. Por inquietante que pueda parecer, no es la primera vez que esta Casa Blanca ha revelado información confidencial en dudosas circunstancias.