Hay que lograr que Estados Unidos pueda mantener una sólida presencia militar más allá de 2014 para realizar misiones de entrenamiento y antiterrorismo. Esta es una estrategia mucho más prometedora que entablar negociaciones con pocas posibilidades de éxito con los talibanes y que probablemente sólo serían exitosas dándoles mayor legitimidad política a ellos y a su ideología extremista.
Una cosa es que el presidente profese su amor por Israel, especialmente en año electoral. Pero ya es otra cosa que haga algo significativo en respaldo de esas palabras. Durante demasiado tiempo, el presidente ha adoptado la filosofía de la “Doctrina Obama”: su proyecto para embelesar a los enemigos de Estados Unidos mediante el acercamiento, mientras volvía la espalda a aliados como Israel, que necesitan el apoyo de América.
En el curso de tres años, el presidente Obama ha seguido una política exterior que ha dejado a Estados Unidos menos seguro hoy y en mayor riesgo mañana. Un Irán nuclear, unos fallidos Afganistán e Irak, un no amistoso Egipto, un Israel en riesgo y unas fuerzas armadas infradotadas son todas ellas serias preocupaciones para el pueblo americano. En vez de seguir la mal fundamentada Doctrina Obama, es hora de que el presidente ponga primero la defensa de la nación y deje para el final el apaciguamiento de nuestros enemigos. Esa es una doctrina de la que puede depender el pueblo americano.
En lugar de dar forma a la política exterior bajo el prisma de la política electoral, Washington primero debería proteger los intereses de la nación, aunque esto signifique admitir que en estos momentos el gobierno está haciendo las cosas más mal que bien y que para solucionar la política exterior en el año 2012 se requerirá de algunos pasos audaces. Estos son los cinco pasos que Washington podría tomar.