Los empleados federales (que como promedio trabajan al año un mes menos que los trabajadores del sector privado y están mejor pagados) están cabildeando para obtener aún mejores pagas.
Los sindicatos públicos saben que el Congreso está buscando el modo de recortar el presupuesto federal y están contando con que los van a dejar fuera del alcance de cualquier medida de ese tipo.
El pasado día 9 dimitió el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), David Petraeus. Hay pocos puestos en el gobierno más vitales que el del jefe de la agencia cuya principal responsabilidad es proporcionar la información de inteligencia estratégica que los presidentes utilizan para tomar sus decisiones más urgentes sobre seguridad nacional y política exterior. Además, la agencia realiza sensibles operaciones encubiertas para proteger los intereses de Estados Unidos, muchas de ellas muy arriesgadas.
El analista de la Fundación Heritage Jim Roberts, uno de los redactores del Índice de Libertad Económica, se reveló apabullado por el desproporcionado cambio en el énfasis de los textos mientras realizaba recientemente una investigación. Roberts, que trabajó en el Departamento de Estado desde 1982 hasta 2007 y solía escribir estos perfiles sobre países, comentó que nunca había visto unas redacciones como esas con ninguna de las anteriores administraciones, ya fueran republicanas o demócratas.
Las temidas palabras “Eso va en contra de la ley Smith-Mundt” causan un efecto escalofriante sobre la transparencia. No existe absolutamente ninguna razón por la que los americanos no deberían poder acceder a la información que el gobierno de Estados Unidos difunde al resto del mundo cada día. Puede que a los americanos les guste lo que oigan y vean. O puede que no. Pero se merecen la oportunidad de estar informados.