La libertad religiosa y el respeto a la libertad de conciencia deben ser fomentadas y protegidas, tanto en la sociedad civil como en el derecho y la política, como forma efectiva y acorde con nuestros principios para promover la paz social y la fraternidad cívica en una sociedad cada vez más pluralista.
Aunque Estados Unidos no tuvo una fundación cristiana en el sentido de la creación de una teocracia, su fundación fue profundamente moldeada por verdades morales cristianas. Más importante aún, creó un régimen que daba la bienvenida no sólo a cristianos sino también a los practicantes de otras denominaciones religiosas.