Los americanos no acatan las instrucciones de Washington. Por su buen carácter y dedicación a los principios de la libertad, los americanos nunca se resignarán a ser los pupilos de un estado burocrático donde todo esté sujeto al control gubernamental, al dictado de los regímenes reguladores y al antojo administrativo. Obamacare es un cáncer. No debemos descansar hasta que nos libremos de él.
todas las estrategias de la administración y de sus aliados progresistas consisten en cómo transmitir mejor el mensaje de esta odiada ley según se aproxima el aniversario de su aprobación y mientras la Corte Suprema esté escuchando los argumentos orales sobre su constitucionalidad. Ojalá la administración pusiera el mismo empeño en bajar los precios del combustible o en crear empleos.
La aprobación de Obamacare puso la moral rectora para algunas de nuestras decisiones más personales de salud en manos de los burócratas. Queda muy claro que el sentido de dirección de esta administración está seriamente torcido. Obamacare está rumbo a una colisión frontal con la libertad de los americanos – y una víctima prematura e injusta de ello es la libertad religiosa.
Si no fuese por Obamacare, no tendríamos este problema. Con “este problema”, queremos decir, por supuesto, la regulación de Obamacare que obliga a los planes de seguros médicos a proporcionar cobertura, sin copago, para la contracepción, la esterilización y para lo que mucha gente piensa que son drogas abortivas. Cuando se anunció el pasado agosto, el mandato de cobertura obligatoria sólo contenía una muy limitada exención religiosa. Eso significaba que se aplicaría a muchos empleadores religiosos que objetaban en términos religiosos o morales, proporcionar, pagar o participar de algún …