Ampliar Medicaid será costoso para la mayoría de estados de Estados Unidos. Los autores de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (PPACA), más conocida como Obamacare y que cumple ya tres años, amenazaron con quitarle todo el financiamiento federal a los estados por los programas de Medicaid si se negaban a ampliar los beneficios.
Es el tercer aniversario de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (PPACA), más conocida como Obamacare. Aunque muchas partes clave de Obamacare —incluyendo algunos de sus aumentos de impuestos y mandatos— no entrarán en vigor hasta el próximo año, los americanos están sintiendo ya muchos de sus cambios.
Mientras los miembros del Congreso están discutiendo sobre dejar de financiar ciertas partes de Obamacare, a los estados ya les ha llegado la hora de la verdad. Los gobernadores y las asambleas estatales están teniendo que tomar decisiones muy complicadas para poder establecer los sistemas especializados de atención médica del gobierno y ampliar el programa de Medicaid.
A primera vista, el presupuesto desvelado hoy por el presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes Paul D. Ryan (R-WI) propicia las tan necesitadas reformas y consigue de una manera importante el objetivo vital de balancear el presupuesto en el plazo de una década, aunque en esto dependa parcialmente de las subidas de impuestos de Obama. No se trata de una solución milagrosa, sino de un presupuesto estático, en lugar de ser un plan audaz que se base en reformas de años anteriores.
Ya es oficial: Se estima que durante los próximos 75 años, la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare) añadirá $6.2 billones al déficit primario, según la previsión más realista del gasto federal presentada en un nuevo informe de la Oficina de Contabilidad del Gobierno (GAO), el organismo independiente de control fiscal del Congreso.