El objetivo del Estado Islámico es expandirse por el mundo musulmán hasta que todos los creyentes estén bajo su mando. Los terroristas de al-Bagdadi siembran el pánico allí donde ejercen su dominio. Las ejecuciones sumarias de los que se oponen a sus mandatos y las campañas de exterminio de infieles son dos de sus características más espantosamente célebres.
¿Que el Estado Islámico está actuando a la defensiva y a punto de perder? De hacer caso a los mandos militares estadounidenses, la respuesta sería que sí. Como poco, es una vergüenza que ningún militar en activo esté dispuesto a admitir lo evidente: que estamos perdiendo frente al Estado Islámico, no ganando.
No es ninguna broma, pero el Califato que ha declarado el líder espiritual del EIIL, conocido por su nombre de guerra Abú Bakr al-Bagdadi, ocupa ya una extensión mayor que la Florida y sigue creciendo con el paso de los días a pesar de los bombardeos. El Estado Islámico es más que un grupo terrorista, es un ejército, cuenta con una población afiliada por convicción o por miedo y controla un territorio.
El EIIL (Estado Islámico de Irak y el Levante) no es sólo el grupo terrorista de moda. Se trata de un exitoso y gigantesco movimiento con una filosofía apocalíptica y nihilista. Cuando dicen “conviértanse, únanse a nosotros o mueran”, no sólo lo dicen, sino que lo materializan con espantosas consecuencias.