Es importante insistir, hasta el cansancio, que cuando el papa habla de cuestiones económicas no es otra cosa que la opinión de una persona más, con lo cual hasta el cristiano más ferviente puede estar en desacuerdo. El papa no es infalible cuando habla del crecimiento económico, la distribución del ingreso u otras cuestiones económicas como acaba de ocurrir con Francisco en su viaje por América Latina. Lo preocupante del mensaje de Francisco es que deja abierta la puerta para el conflicto social.
Una forma en la que podemos decir que el libre mercado es capaz de aumentar los salarios por su cuenta y sin la interferencia del gobierno es que el 66% de los empleados que tiene salario mínimo en Estados Unidos gana un aumento en el primer año de trabajo. La mayoría de los trabajadores con salario mínimo deja de ganarlo al poco tiempo, simplemente porque la libre empresa funciona. Recurde que sólo el 2% de los puestos de trabajo paga el salario mínimo.
La frase de Rogoff es una nueva muestra de cómo tanta gente suele pensar que no hay realidad más allá de aquella que frecuenta. Como dijo una periodista progre norteamericana: “No entiendo cómo ha ganado Reagan las elecciones: ninguna persona que yo conozco votó por él”. La tentación de la corrección política es precisamente ésa, la de no concebir que pueda haber ideas diferentes.