Aunque lo que realmente reventó la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos aún se está debatiendo, dos de los culpables (los gigantes de la financiación hipotecaria Fannie Mae y Freddie Mac) siguen fuertes incluso aunque ambos quebraran en la práctica en 2008 y estén bajo control del gobierno. Economistas y políticos por igual están ahora ponderando si siquiera necesitamos a Fannie Mae y a Freddie Mac y qué ocurriría si se eliminan totalmente.
¿Cómo es de cotidiano este despilfarro? Dado el tremendo tamaño y alcance del gobierno (que está previsto que gaste $6.3 billones este año) es imposible precisarlo. Pero igual de perniciosa que los incontables miles de millones derrochados es la enfermiza actitud que se ha apoderado de Washington y que se está extendiendo como una metástasis por todo el país. Es uno de los irresponsables derechos a beneficios por el que las personas que viven del monstruo burocrático automáticamente toman y gastan más a la vez que hacen menos, sin tener en cuenta a aquellos que alimentan sus apetitos.Esto no es lo que los Fundadores tenían en mente.
el argumento del presidente de que “han sido los especuladores” tiene fallas a varios niveles. Si los especuladores están obteniendo desmesurados beneficios con la energía, ¿por qué sólo lo están haciendo ocasionalmente y no todo el tiempo? ¿Por qué sólo hay especuladores de petróleo pero no de gas natural (cuyo precio actual es de alrededor de la mitad de lo que promediaba durante la década pasada)? Y dado cómo funciona el mercado del petróleo (por cada especulador que hace dinero con una transacción comercial, alguien más que pierde dinero) la teoría del presidente “requiere de una infinita cadena de tontos que ocupen el otro lado de los negocios de los especuladores”.
En lugar de centrarse en la crisis de deuda del país, en el desempleo o en la inminente vorágine fiscal, el presidente está poniendo sus esfuerzos en una política que da para un buen tema de conversación en su guerra contra los ricos. Lo que la nación necesita son soluciones serias para nuestra crisis de gasto y de deuda así como normativas que realmente creen empleo. Lo que no necesita son distracciones de los problemas que tenemos a mano.
Si alguna vez ha comprado Ud. algo en Internet, por teléfono o por catálogo, quizás haya advertido que cuando compra en algunas tiendas, Ud. no paga ningún impuesto estatal sobre las ventas, pero si compra en otras tiendas, sí lo hace. Eso es debido a una sentencia de la Corte Suprema que protegía a las empresas de cierto estado de las garras de otros estados hambrientos por recaudar. Pero un nuevo proyecto de ley que se está abriendo paso a través del Congreso cambiaría todo eso, convirtiendo a cada comerciante minorista online en un recaudador del impuesto sobre las ventas. Y se trata de una legislación que el Congreso debería rechazar.