El presidente ofreció demasiado en su Discurso del Estado de la Unión del pasado enero, alabando las energías limpias “alternativas” como el “momento Sputnik de nuestra generación” y alegando que sería “una inversión que fortalecerá nuestra seguridad, protegerá nuestro planeta y creará un sinnúmero de nuevos empleos para nuestra gente”. El presidente dijo: “De hecho, ya somos testigos de la promesa de la energía renovable”. Desafortunadamente, lo que el presidente predijo es muy diferente de lo que el resto del país experimentó en el año subsiguiente. Los empleos que el presidente prometió no se materializaron y sus inversiones en energías verdes están precipitando al barranco, no alcanzando la luna.
El debate sobre la ley SOPA está ya entre los más intensos y polarizantes que tienen lugar en Washington — y con mucha razón. Con las preocupaciones por la libertad de expresión y la seguridad en Internet como el foco de la atención, los legisladores harían bien en buscar otras opciones cuando vuelvan en enero.
No han faltado noticias sobre la educación en 2011. Desde el estallido de alternativas de la opción escolar hasta los excesos de la administración Obama en el alcance de sus decisiones, las historias más destacadas incluyen luces y sombras en lo que se refiere a asuntos relacionados con las escuelas de la nación.
Al reunirnos con nuestras familias para celebrar Navidad y Hanukkah, deberíamos recordar que nuestra mayor bendición como americanos es la libertad de dedicarnos a nuestros eternos deberes para con Dios y la libertad de religión para libremente llevar a cabo su divina misión entre los hombres en la Tierra.
Y eso hicieron los Fundadores, creando un sistema que ha funcionado durante más de 200 años. Es un sistema que reconoce la libertad y la seguridad como amigas, no como rivales la una de la otra. Es importante que los americanos reconozcan hoy que, al ir cambiando el mundo, deberemos adaptarnos si queremos continuar conservando tanto la libertad como la seguridad.