La historia nos ha enseñado a través del tiempo y de las víctimas de injusticias toleradas en nombre del “bien común” que un gobierno demasiado poderoso es capaz de cometer atrocidades y abusos incluso en contra de su propia gente. Sin embargo, tampoco debemos olvidar los peligros de un Estado sin orden, sin leyes y sin una autoridad que vele por la justicia. Esto es lo que alarma a aquellos que se rehúsan a ser críticos con el Estado omnipresente.
El jueves pasado, el vocero de la Casa Blanca Jay Carney afirmó que Estados Unidos es “totalmente capaz de defenderse a sí mismo” frente a un ataque norcoreano con misiles balísticos. Sin embargo, Carney no mencionó que la administración Obama ha tratado de debilitar el programa de defensa antimisiles de largo alcance desde que llegó al poder.
Ya es hora de que el Congreso elabore un verdadero presupuesto y no cualquier presupuesto que se les ocurra.
Han pasado cuatro años desde que Estados Unidos tuvo su último verdadero presupuesto. Aunque la Cámara de Representantes ha estado aprobando presupuestos, el Senado le ha puesto freno a cada uno de ellos. En cambio, el Senado, controlado por el líder de la mayoría Harry Reid (D-NV), sí ha tomado medidas temporales y a corto plazo para mantener la financiación del gobierno año tras año.