“Lucharemos en las playas, lucharemos en los aeródromos, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas; nunca nos rendiremos…”
Estas palabras no fueron utilizadas en ningún momento por el presidente Obama durante su discurso de ayer en la Universidad de la Defensa Nacional (NDU). Es más, no dijo nada que recordase al inmortal discurso de Winston Churchill sobre la resistencia ante el avance de la tiranía.
La inmigración legal puede traer importantes beneficios culturales y económicos a Estados Unidos y los inmigrantes. Los americanos viven y celebran acertadamente los valores de Estados Unidos, incluido el gobierno limitado, la libertad personal y la libre empresa y atraen a otros para que se nos unan. Estamos unidos por la fe en nuestros documentos fundacionales y nuestro credo de que todos los hombres son creados iguales. Como expresó Ronald Reagan, “Entre los inmigrantes que han enriquecido de este modo a Estados Unidos se incluyen personas de todas las razas, credos y orígenes étnicos”.
Platón, Aristóteles y Cicerón, así como judíos, cristianos y musulmanes, además de pensadores ilustrados como Immanuel Kant y pensadores orientales como Gandhi, diferían en muchos aspectos de sus filosofías”, comentó Anderson. “Y sin embargo todos estaban de acuerdo en que el matrimonio es la relación entre un hombre y una mujer, pues la unión de un hombre y una mujer puede producir un hijo y los hijos necesitan una madre y un padre.
Piense en el problema de deuda de nuestro país como en un paciente con un cáncer que amenaza su vida. El paciente acaba de comprender que la progresión de la enfermedad se ha ralentizado un poco. Sería absolutamente estúpido ver el cáncer como algo menos serio y sería el culmen de la estupidez posponer la desagradable cirugía prescrita.