Si bien las protestas de “Ocupar” comenzaron como un movimiento no convencional que rechazaba la política dominante y buscaba proyectar un amplio atractivo ideológico mediante sus llamamientos para frenar el capitalismo clientelista, ahora el movimiento está siendo rápidamente absorbido por grupos que buscan avanzar en una genérica –y muy politizada– agenda política aprovechándose del atractivo populista del movimiento “Ocupar”.
Ese mensaje es similar al del presidente de la Fundación Heritage, el Dr. Edwin Feulner y al de la cofundadora del First Coast Tea Party, Billie Tucker. Ambos señalaron que los activistas del Tea Party respetan los valores establecidos por los Padres Fundadores mientras que los manifestantes de Ocupar Wall Street quieren cambiar Estados Unidos drásticamente.
Con mucho agrado les hacemos llegar esta entrevista exclusiva que Mario Vargas Llosa ha concedido a Heritage Libertad. En ella él da su opinión, entre otros temas, acerca del movimiento Ocupar Wall Street, qué futuro le ve a la comunidad hispana en Estados Unidos, el populismo y su análisis de las instituciones democráticas en Latinoamérica así como sobre la importancia de la educación en este mundo globalizado del siglo XXI.
Hoy en día, la libertad económica todavía depende de la fortaleza de las instituciones de seguridad nacional de América. Estados Unidos debe reconsiderar seriamente su compromiso con el Tratado sobre Derecho del Mar que socava la soberanía del país al interferir con las operaciones de la Marina de Estados Unidos en alta mar y podría costar billones de dólares en ingresos perdidos. La capacidad de la Marina de Estados Unidos para proteger la libertad de los mares hoy en día sigue siendo de vital importancia a medida que las tensiones en el Mar Meridional de China siguen creciendo.
Los Fundadores de Estados Unidos sin duda creían que una red de seguridad mínima era deseable. Sin embargo, ellos verían el enfoque actual sobre los ingresos dispares de crecimiento, como fuera de lugar y perniciosos. La prosperidad es inseparable de la desigualdad económica, y a la inversa, la igualdad económica forzada tiende hacia la pobreza.