No es ninguna broma, pero el Califato que ha declarado el líder espiritual del EIIL, conocido por su nombre de guerra Abú Bakr al-Bagdadi, ocupa ya una extensión mayor que la Florida y sigue creciendo con el paso de los días a pesar de los bombardeos. El Estado Islámico es más que un grupo terrorista, es un ejército, cuenta con una población afiliada por convicción o por miedo y controla un territorio.
El mejor modo de empezar a ganar una guerra es dejar de perderla. Ciertamente este axioma se aplica a lo que está pasando en Irak. Pero, una vez dicho eso, no hay lugar para los soldados americanos en esta batalla.
Es cierto, los americanos se juegan mucho al impedir que los primos de al-Qaeda establezcan un califato brutal en Irak. Medio Oriente es una encrucijada mundial. Si no se controla, la perversa influencia del Estado Islámico podría provocar una espiral de conflictos sectarios en la que se vería atrapada toda la región.
El EIIL (Estado Islámico de Irak y el Levante) no es sólo el grupo terrorista de moda. Se trata de un exitoso y gigantesco movimiento con una filosofía apocalíptica y nihilista. Cuando dicen “conviértanse, únanse a nosotros o mueran”, no sólo lo dicen, sino que lo materializan con espantosas consecuencias.
El periodista gráfico americano James Foley fue decapitado por un miembro del Estado Islámico (EI) y su muerte mostrada en un video de YouTube publicado el martes. El verdugo de Foley hablaba un inglés fluido con un fuerte acento del este de Londres, lo que ha llevado a los expertos a creer que el yihadista es un ciudadano británico.
El Comité Selecto para Bengasi ha contratado al teniente general retirado Dana Chipman en calidad de asesor legal en jefe. La periodista de investigación Sharyl Attkisson informa de que Chipman se pondrá al frente de las investigaciones de este comité sobre los atentados de 2012 contra la embajada de Estados Unidos en Bengasi, Libia.