No se equivoque, la metódica y salvaje marcha del Estado Islámico a través de Medio Oriente amenaza algo más que a las minorías étnicas y religiosas atrapadas en su camino. Estados Unidos y sus aliados, especialmente los de la región, tienen razones para estar preocupados por el costo humano de permitir que el Estado Islámico deambule libremente.
Durante los últimos quince años, he llegado a llamar a Estados Unidos mi hogar. Me considero a mí mismo americano en todos los aspectos y espero que, algún día, pueda convertirme en ciudadano. Mientras tanto, no obstante, espero que los líderes de nuestra nación recuerden a aquellos de nosotros que estamos siguiendo el camino legal hacia la ciudadanía y que al menos podamos competir en igualdad de condiciones.
