Estados Unidos ha estado entusiasmado durante toda la semana con los vestidos, las estrellas, los ganadores y las películas triunfadoras. Pero el aspecto más importante de los Óscar es el drama que se sigue representando en la vida real.
No es algo inusual que los actores de Hollywood hagan uso de su estrellato para llamar la atención sobre los derechos humanos y las causas humanitarias. Pero resulta sorprendente que lo hagan en una iniciativa para hacer lo correcto en lo referente a la seguridad nacional de Estados Unidos.
La selección del presidente Obama para su nuevo secretario de Defensa es la equivocada. Los expertos en defensa y política exterior de la Fundación Heritage han examinado el historial de Chuck Hagel, exsenador republicano por Nebraska, llegando a la conclusión de que simplemente no tiene la experiencia y las habilidades requeridas para el cargo. Y lo que es más, su visión de la forma con la que tratar con otras naciones es peligrosa para Estados Unidos.
En su discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente Obama mostró una asombrosa falta de sentido de la realidad acerca del terrorismo y la Primavera Árabe. La declaración del presidente rindiendo homenaje al “valor y el sacrificio de quienes sirven en lugares peligrosos con grandes riesgos personales” desafortunadamente suena hueca cuando se considera el tratamiento dado por la administración al atentado terrorista de Bengasi.
¿Recuerda la frase de la campaña electoral del presidente Obama de que “al-Qaeda está en desbandada”? Bien, pues la incursión terrorista en Bengasi, Libia, del pasado 11 de septiembre, le obligó a tener que tragarse esas palabras o al menos a tener que omitirlas durante el mes de octubre en su letanía de logros de cómo supuestamente había convertido el mundo en un lugar más seguro.
Zero Dark Thirty, la largamente esperada película que relata cómo la CIA rastreó al cerebro de los atentados terroristas del 11 de septiembre, se estrenó el pasado fin de semana en Washington. La película, nominada a los premios Oscar, cubre más de una década, desde el derribo de las Torres Gemelas hasta la incursión contra el complejo de Osama bin Laden en Abbottabad, Pakistán.