Los líderes de ambos partidos aceleraron la aprobación del nuevo acuerdo presupuestario que ahora ya es el nuevo patrón de comportamiento de la clase política de Washington: aprobar algo rápidamente antes de que el pueblo se entere de lo que contiene. Si alguna vez se ha preguntado cómo ha llegado Estados Unidos a tener $17 billones de deuda, ahora ya lo sabe.
Está previsto que el Senado apruebe hoy el nuevo acuerdo presupuestario para Estados Unidos con todos sus gloriosos y fantásticos gastos. Los legisladores le han dado vueltas y vueltas a la posibilidad de realizar algún recorte en el gasto, a pesar de los incontables ejemplos de decisiones ridículas que han malgastado el dinero de los contribuyentes.
Mientras el Senado se prepara para votar el nuevo presupuesto aprobado por la Cámara de Representantes, que elimina los recortes del embargo de fondos e incrementa el gasto, una clara mayoría de americanos de ambos partidos (el 65%) “está en firme desacuerdo con la idea de que ‘no hay más cosas para recortar’ en el gasto federal”, según una reciente encuesta realizada por Tarrance Group.
Estamos en temporada de compras. Pero tenga cuidado con esta tentadora frase: “¡Cuanto más compra, más ahorra!” Porque cuando llegue la factura, la realidad será esta: Cuanto más compra, más gasta.
Algunos miembros del Congreso están utilizando esta lógica en su propuesta presupuestaria más reciente. Están prometiendo ahorro, pero en realidad sólo están gastando más (de nuestro dinero).
Había muchos que tenían grandes esperanzas de que la primera conferencia presupuestaria en cuatro años supusiera un avance sustancial para el arreglo de las crisis de gasto y deuda de Estados Unidos. Pero la nueva “Ley Presupuestaria Bipartita” es una absoluta decepción. Mientras indagamos en los detalles para elaborar una valoración más completa, le presentamos los tres factores clave de este amargo acuerdo.