En 1996, prometió Bill Clinton que “haría que la asistencia social fuese lo que se suponía que tenía que ser, una segunda oportunidad, no un modo de vida”. Se refería a su histórica reforma de la asistencia social que ayudo a sacar de la pobreza a muchos americanos. Uno de los programas reformados fue el de los cupones para alimentos.
Para todo aquel que esté preocupado con el tamaño del déficit y la deuda, el jueves trajo una buena noticia desde Washington: La Cámara de Representantes de Estados Unidos rechazó el proyecto de ley agraria que representaba un gasto de casi un billón de dólares. Pero aunque es una victoria, es sólo una temporal porque no significa la muerte de la ley. En el Congreso de Estados Unidos, los proyectos de ley no aprobados son como zombis: Muertos vivientes a los que reaniman cuando uno menos se lo espera.
¿Se acuerda Ud. de la deuda? ¿Ese problema de $17 billones? Pues parece que en Washington hay quienes creen que se ha esfumado.
El Washington Post informó de que “la deuda nacional ya no está creciendo sin control”. Y los legisladores y progresistas pertenecientes a las distintas organizaciones presentes en la capital están planteando la idea de que ya no es una de nuestras principales prioridades.
Piense en el problema de deuda de nuestro país como en un paciente con un cáncer que amenaza su vida. El paciente acaba de comprender que la progresión de la enfermedad se ha ralentizado un poco. Sería absolutamente estúpido ver el cáncer como algo menos serio y sería el culmen de la estupidez posponer la desagradable cirugía prescrita.
¿Sabía Ud. que de cada dólar que el gobierno gasta, 46 centavos son de dinero prestado? Es una deuda que tendrán que pagar nuestros nietos y bisnietos (Sí, no sólo nosotros y nuestros hijos…). Gastamos tanto que es aterrador.
Cada día tenemos que pedir prestado casi 4,000 millones de dólares… ¡¡Cada día!! Y todo para cubrir unos gastos que no podemos permitirnos.