Nuestro problema no es China. Este país posee sólo alrededor del 8% de nuestra deuda pública. Correcto: sólo el 8%. Posee una porción muy pequeña de los activos financieros americanos y poco importará cuándo los venda. Nuestro problema somos nosotros mismos: pedimos préstamos porque carecemos del coraje político para establecer prioridades