El objetivo del Estado Islámico es expandirse por el mundo musulmán hasta que todos los creyentes estén bajo su mando. Los terroristas de al-Bagdadi siembran el pánico allí donde ejercen su dominio. Las ejecuciones sumarias de los que se oponen a sus mandatos y las campañas de exterminio de infieles son dos de sus características más espantosamente célebres.
¿Que el Estado Islámico está actuando a la defensiva y a punto de perder? De hacer caso a los mandos militares estadounidenses, la respuesta sería que sí. Como poco, es una vergüenza que ningún militar en activo esté dispuesto a admitir lo evidente: que estamos perdiendo frente al Estado Islámico, no ganando.
No se equivoque, la metódica y salvaje marcha del Estado Islámico a través de Medio Oriente amenaza algo más que a las minorías étnicas y religiosas atrapadas en su camino. Estados Unidos y sus aliados, especialmente los de la región, tienen razones para estar preocupados por el costo humano de permitir que el Estado Islámico deambule libremente.