Estados Unidos es un país que da generosa ayuda exterior a países y organizaciones del globo. El Gráfico de la Semana ilustra la coincidencia de voto de Estados Unidos con los 30 principales receptores de ayuda exterior. Aunque votan mayoritariamente en contra de la posición americana, estos países continúan recibiendo ayuda para el desarrollo como si nada hubiera pasado y los votos no significaran nada.
Tener la esperanza de que todos los países estén de acuerdo con las posiciones de política internacional de Estados Unidos y de que voten en consecuencia es algo utópico, pues cada país tiene expectativas, principios y deseos diferentes a nivel internacional. Sin embargo, Estados Unidos podría defender sus posiciones de un modo más efectivo ante la Asamblea General, poniéndolas en relación con su ayuda exterior.
La semana pasada durante la celebración del Quinto Foro Global de la Alianza de Civilizaciones de la ONU en Viena, Austria, el primer ministro turco Recep Tayyip Erdoğan afirmó que “Al igual que el sionismo, el antisemitismo y el fascismo, se hace inevitable que la islamofobia deba ser vista como un crimen contra la humanidad”.
La 18ª Conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático concluyó hace dos días. Y como ocurrió en las 17 conferencias anteriores, las naciones en desarrollo exigieron que Estados Unidos y los demás países desarrollados les paguen por los efectos del cambio climático. En pocas palabras, que se ríen de nosotros. Por eso las conferencias de la ONU son cada vez más irrelevantes.