Ayer, el presidente Obama nombró a un nuevo embajador en Libia para suceder a Christopher Stevens, que fue asesinado en el atentado terrorista de Bengasi del pasado 11 de septiembre. Seis meses después de ese atentado (y dos investigaciones federales más tarde) seguimos disponiendo de una cantidad de información alarmantemente escasa sobre el suceso.
Mientras los miembros del Congreso están discutiendo sobre dejar de financiar ciertas partes de Obamacare, a los estados ya les ha llegado la hora de la verdad. Los gobernadores y las asambleas estatales están teniendo que tomar decisiones muy complicadas para poder establecer los sistemas especializados de atención médica del gobierno y ampliar el programa de Medicaid.
A primera vista, el presupuesto desvelado hoy por el presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes Paul D. Ryan (R-WI) propicia las tan necesitadas reformas y consigue de una manera importante el objetivo vital de balancear el presupuesto en el plazo de una década, aunque en esto dependa parcialmente de las subidas de impuestos de Obama. No se trata de una solución milagrosa, sino de un presupuesto estático, en lugar de ser un plan audaz que se base en reformas de años anteriores.
Ya es hora de que el Congreso elabore un verdadero presupuesto y no cualquier presupuesto que se les ocurra.
Han pasado cuatro años desde que Estados Unidos tuvo su último verdadero presupuesto. Aunque la Cámara de Representantes ha estado aprobando presupuestos, el Senado le ha puesto freno a cada uno de ellos. En cambio, el Senado, controlado por el líder de la mayoría Harry Reid (D-NV), sí ha tomado medidas temporales y a corto plazo para mantener la financiación del gobierno año tras año.
El pasado verano, la administración Obama dejó en mero cascarón la exitosa ley de reforma de la asistencia social de 1996, mediante la exención de sus requisitos laborales. Ahora el debate ha vuelto, pues varios miembros del Congreso están tratando de restablecer las reformas que ayudaron a muchas personas a salir de la pobreza.