Obamacare, un caso que toca el núcleo de la Constitución y cuyo resultado podría alterar de forma fundamental el papel del gobierno federal y su poder sobre el pueblo. Y hoy la Corte hace justamente eso al abrir sus puertas y comenzar a sopesar los argumentos sobre la constitucionalidad de la importantísima ley de salud del presidente Barack Obama.
Hace hoy dos años, el presidente Barack Obama ponía su firma para promulgar Obamacare, una ley de 2,700 páginas que alterará radicalmente el sistema de salud de Estados Unidos y sembrará el caos en aspectos como costos médicos, calidad de la asistencia y los derechos fundamentales de un modo que está más allá del alcance de nuestra imaginación.
El presidente Obama usa un lenguaje del tipo “sí a todo”, pero sus acciones son muy reveladoras. Más que darse a sí mismos un “excelente” por los precios del combustible y burlarse de sus oponentes, la administración Obama debería acelerar inmediatamente los procesos de permisos y arriendos, eliminar los riesgos de litigios, reformar los regímenes reguladores punitivos y dejar de botar miles de millones en dinero del contribuyente en compañías quebradas como Solyndra y encima llamarlo solución.
Cuba está desconectada del resto del mundo, sea vía teléfono o por Internet, ya que los comunistas en el poder quieren que sea así. La información es poder y lo último que los generales en el poder quieren es una población empoderada. Y, por supuesto, Internet es el medio de comunicación más liberador de todos. Con la iniciativa de hoy, la Fundación Heritage y Google empezaron a esbozar juntos la búsqueda de nuestra propia solución. Al hacer que la gente se percate de cuál es la situación de Cuba, todos habremos comenzado a ayudar.
El Congreso debe poner su atención en lo que sucede en la economía real, donde los americanos van a trabajar cada día, producen los bienes y servicios que otros necesitan, pagan sus impuestos y toman lo que les queda de sus nóminas al llegar a casa para mantenerse ellos mismos y a sus familias. En esa economía, un sistema fiscal más plano, centrado en crear incentivos para el ahorro y la inversión generará empleos, permitirá a la gente mantener la mayor parte de sus nóminas en vez de enviar más a su gobierno y ayudará a poner a Estados Unidos en el camino hacia un presupuesto balanceado.
Los americanos no acatan las instrucciones de Washington. Por su buen carácter y dedicación a los principios de la libertad, los americanos nunca se resignarán a ser los pupilos de un estado burocrático donde todo esté sujeto al control gubernamental, al dictado de los regímenes reguladores y al antojo administrativo. Obamacare es un cáncer. No debemos descansar hasta que nos libremos de él.