No podemos seguir repitiendo errores y seguir ofreciendo las mismas políticas fracasadas que convirtieron una ciudad vibrante en una ruina. Si la ciudad se hunde finalmente, será un gran símbolo de la filosofía progre de la gestión del declive a través de la dependencia. Si Detroit tiene éxito, será porque a sus ciudadanos se les ofrecen más posibilidades, más libertad, más trabajos y más oportunidades económicas.
En el curso de tres años, el presidente Obama ha seguido una política exterior que ha dejado a Estados Unidos menos seguro hoy y en mayor riesgo mañana. Un Irán nuclear, unos fallidos Afganistán e Irak, un no amistoso Egipto, un Israel en riesgo y unas fuerzas armadas infradotadas son todas ellas serias preocupaciones para el pueblo americano. En vez de seguir la mal fundamentada Doctrina Obama, es hora de que el presidente ponga primero la defensa de la nación y deje para el final el apaciguamiento de nuestros enemigos. Esa es una doctrina de la que puede depender el pueblo americano.
Antes de concederle al presidente una medalla a la buena gobernanza, dé un paso hacia atrás, aumente la potencia de la luz, mire alrededor de sí y verá que el presidente Obama ha reemplazado algunas de esas lagunas tributarias con una enorme puerta de escape, del tamaño justo para que sus amiguetes políticos puedan escurrirse por allí.
El experto de Heritage Hans von Spakovsky, excomisionado de la Comisión Federal Electoral (FEC), dijo que las acciones de la administración “muestran cómo se utilizaron los fondos del contribuyente para propósitos groseramente políticos — es un claro abuso del poder del gobierno y otro signo de la ausencia de brújula moral de esta administración”.