Agárrese. En apenas 271 días, Ud. y sus compatriotas americanos se verán golpeados por una subida de impuestos de un tipo que este país no ha visto nunca. The Washington Post denominó acertadamente a la subida de impuestos sin precedentes de $494 mil millones como el “Armagedón fiscal” y el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke lo describió como un “inmenso barranco fiscal”. Cualquiera que sea su imagen preferida, se trata de un golpe realmente grande.
Hemos visto los resultados de esa teoría en la dirección a la que Estados Unidos se dirige. Incluso el presidente reconoce que el país está en graves aprietos, aunque rehúsa aceptar que él tiene el privilegio y la responsabilidad de hacer algo al respecto. Y desgraciadamente, a pesar de que él tiene el poder de ayudar a sacar al país de su crisis fiscal, constantemente ha rehusado hacerlo. Sin embargo, está criticando a aquellos que están tomando la iniciativa con soluciones reales para el pueblo americano.
Desde ayer, el impuesto sobre sociedades de Estados Unidos que es del 39.2 % ocupa el primer puesto en el mundo entero, ganándole a Japón que recientemente bajó su impuesto del 39.5% al 36.8% (el impuesto sobre sociedades de Estados Unidos incluye el 35% de la tasa federal más la tasa promedio adicional de los estados). Esto está bastante por encima del 25% de promedio de otras naciones desarrolladas.
Los precios suben cuando hay inseguridad en el mercado sobre la continua disponibilidad del combustible que la nación necesita para operar. La cosa es ideológica, el credo verde del presidente es invertir en industrias que siguen siendo poco rentables e ir diciendo medias verdades como por ejemplo que incrementar la producción de petróleo lleva demasiado tiempo y no impactaría en el mercado durante al menos una década.
Los magistrados están decididos a mantener el secreto de la conferencia hasta que la decisión se presente al público. Así, mientras que la conferencia de hoy marca un día importante, vamos a tener que esperar hasta junio para conocer la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos. Pero el Congreso no debería esperar a la Corte para salvarlo de sus propias fechorías. El Congreso debe derogar Obamacare ya.