Fiel a su ser, el presidente Obama hizo ayer lo que mejor hace: Pronunció un florido discurso y sacó a relucir su poderío retórico. Es un talento que le ganó la presidencia, pero desafortunadamente eso no le ha ganado el futuro al pueblo americano. Y eso es debido a que la base filosófica del presidente está profundamente errada.
Aunque las escalofriantes historias sobre la externalización de empleos americanos en favor de China siguen dando material para titulares, en realidad, estas cifras revelan que los inversionistas internacionales persistentemente prefieren invertir sus dólares para crear puestos de trabajo en Estados Unidos y no en China.
Autoridades locales y estatales, junto con grupos de presión, están promoviendo las políticas de la Agenda 21 a todos los niveles del gobierno. Y es ahí donde se debe frenar el crecimiento inteligente. No es sólo asunto de oponerse a la implementación de la Agenda 21 a nivel nacional, sino que también es proteger nuestras comunidades de una amenaza doméstica.