Una cosa es que el presidente profese su amor por Israel, especialmente en año electoral. Pero ya es otra cosa que haga algo significativo en respaldo de esas palabras. Durante demasiado tiempo, el presidente ha adoptado la filosofía de la “Doctrina Obama”: su proyecto para embelesar a los enemigos de Estados Unidos mediante el acercamiento, mientras volvía la espalda a aliados como Israel, que necesitan el apoyo de América.
Si el pasado es prólogo, la obsesión actual con el gasto deficitario keynesiano como estímulo desaparecerá, como siempre lo ha hecho en el pasado, tanto en este país como en otros lugares. Tal vez este sencillo artículo del Washington Post marque el comienzo del fin de la más reciente encarnación de este disparate fiscal.
El plan del presidente no es bajar el precio de la energía (esa que viene de las fuentes que al presidente no le gustan) sino hacer que el precio de esa energía suba hasta los niveles del precio de la energía verde. Y no lo decimos nosotros sino el mismísimo presidente y su secretario de Energía, Stephen Chu. Vean y escuchen Uds. mismos en el video que hoy les presentamos.