Será el trabajo duro pero necesario para el próximo presidente de Estados Unidos —sea quien sea— restaurar el prestigio y la credibilidad internacional de Estados Unidos. Mantener la fuerza militar de la nación, reforzar su diplomacia internacional y usar la diplomacia pública para recordar al mundo los logros y la influencia de Estados Unidos deben ser parte de esa tarea.
En los jardines de la Casa Blanca, Obama anunció uno de los mayores cambios en educación de toda una década, desvelando un programa de dispensas de la NCLB para que los estados puedan evitar cargarse con onerosos requisitos federales pero siempre que cumplan los requisitos del propio presidente Obama. Los estados estarían intercambiando un conjunto de estándares federales aprobados por el Congreso, por otro conjunto aprobado por burócratas de Washington que no le rinden cuentas a nadie.
El presidente Obama y su gobierno han enviado mensajes confusos sobre la política de Estados Unidos en Medio Oriente. En su discurso del año pasado ante la Asamblea General de la ONU, Obama despertó unas expectativas que él no era capaz de satisfacer cuando exhortó a la consecución de un estado palestino independiente y soberano en el espacio de un año, justo para estas fechas en las que se reune la Asamblea.