Como parte de una delegación de altos funcionarios del sector publico y privado, recientemente tuve la oportunidad de viajar a Israel para aprender más acerca de uno de nuestros más importantes aliados en Medio Oriente. Entre los variados puntos que se tocaron estuvieron las advertencias de no ignorar la continua presencia iraní en Latinoamérica.
Resulta demasiado fácil, a la vista de tantos problemas difíciles, bajar los brazos por desesperación. Sin embargo, un vistazo a nuestra bandera, empapada por la sangre y el sudor de los patriotas durante más de 200 años, debería poner remedio a esa tentación. Como nos recuerda el libro de Feulner, el Espíritu Americano goza de buena salud, siempre que estemos deseosos de creer en él y de poner de nuestra parte para cultivar nuestro irreemplazable derecho de nacimiento a la libertad.
El lunes por la mañana, Washington se despertó con la noticia de que el secretario de Comercio John Bryson se había visto envuelto en una serie de accidentes de circulación en el sur de California en la tarde del sábado y que estaba citado a responder ante la policía por un delito grave de omisión de socorro. Evidentemente, se trataba de una noticia impactante. ¿Realmente se enteró el presidente de Estados Unidos en el mismo momento que el gran público que 36 horas antes su secretario de Comercio había sido hospitalizado? Y si es así, ¿fue su primera preocupación el hecho de que su personal lo había dejado sin noticias de manera innecesaria durante tantas horas?