El jueves pasado, el vocero de la Casa Blanca Jay Carney afirmó que Estados Unidos es “totalmente capaz de defenderse a sí mismo” frente a un ataque norcoreano con misiles balísticos. Sin embargo, Carney no mencionó que la administración Obama ha tratado de debilitar el programa de defensa antimisiles de largo alcance desde que llegó al poder.
Ya es hora de que el Congreso elabore un verdadero presupuesto y no cualquier presupuesto que se les ocurra.
Han pasado cuatro años desde que Estados Unidos tuvo su último verdadero presupuesto. Aunque la Cámara de Representantes ha estado aprobando presupuestos, el Senado le ha puesto freno a cada uno de ellos. En cambio, el Senado, controlado por el líder de la mayoría Harry Reid (D-NV), sí ha tomado medidas temporales y a corto plazo para mantener la financiación del gobierno año tras año.
Tener la esperanza de que todos los países estén de acuerdo con las posiciones de política internacional de Estados Unidos y de que voten en consecuencia es algo utópico, pues cada país tiene expectativas, principios y deseos diferentes a nivel internacional. Sin embargo, Estados Unidos podría defender sus posiciones de un modo más efectivo ante la Asamblea General, poniéndolas en relación con su ayuda exterior.
El pasado verano, la administración Obama dejó en mero cascarón la exitosa ley de reforma de la asistencia social de 1996, mediante la exención de sus requisitos laborales. Ahora el debate ha vuelto, pues varios miembros del Congreso están tratando de restablecer las reformas que ayudaron a muchas personas a salir de la pobreza.
Nuestro problema no es China. Este país posee sólo alrededor del 8% de nuestra deuda pública. Correcto: sólo el 8%. Posee una porción muy pequeña de los activos financieros americanos y poco importará cuándo los venda. Nuestro problema somos nosotros mismos: pedimos préstamos porque carecemos del coraje político para establecer prioridades