El experto de Heritage Patrick Knudsen explica que: “Cuanto más lo demore el Congreso, más probables son unas bruscas y repentinas reducciones del beneficio, unos impuestos tremendamente más altos, unos déficits y una deuda más profundos…o todo a la vez”. Washington no puede seguir aplazando su deber fundamental de promulgar un presupuesto y poner el gasto bajo control y no debería tratar de resolver la crisis fiscal de la nación vaciando la seguridad nacional.
Julia no es la mujer americana ideal. Julia no es la mujer americana independiente que todos saben que Estados Unidos tiene. Las mujeres americanas fueron las primeras en la historia de la humanidad en ejercer el derecho al voto (en Nueva Jersey en 1797). Alexis de Tocqueville en Democracia en América elogió a Estados Unidos por sus mujeres. Tocqueville, a diferencia de las jóvenes aristócratas de su época, afirmaba que la joven americana “piensa por sí misma [y] habla libremente”. Su familia la equipa con la razón. Ella es una mujer que se autogobierna, capaz de identificar el vicio, la virtud y la oportunidad. Ella pertenece a una familia, a una iglesia y a asociaciones privadas.
Hoy en día, esto está cantado pero no está muy claro si se han enterado los que deben. Estados Unidos no puede sufrir nuevamente otro periodo de abstinencia financiera que afecte a sus fuerzas armadas. Es cierto que Estados Unidos sigue teniendo al mejor ejército del mundo, pero los drásticos recortes en defensa están poniendo en peligro ese título. La administración y el Congreso tienen que aprender del pasado y cumplir con su responsabilidad constitucional de proveer la defensa común.
Hollande, por el contrario, prometió subir los impuestos a las grandes empresas y a las personas adineradas, implementar un tramo fiscal del 75%, incrementar el gasto público en 20,000 millones de euros, subir el salario mínimo, contratar 60,000 profesores más y bajar la edad de jubilación de los 62 a los 60 años para algunos trabajadores. Dice que es “el presidente de los jóvenes de Francia” y cree que el estímulo público es el modo correcto de alcanzar el crecimiento económico, no vía recortes de gastos.
Es hora de que Argentina rinda cuentas, aunque los líderes del Consejo no lo hagan. El verdadero problema, según Moisés Naím, es la “sistémica deficiencia de aprendizaje” que exhiben los líderes argentinos. Si Argentina no va a participar según las reglas internacionales, se le debería negar su condición de miembro en el G-20.