Los responsables políticos y los líderes nacionales deberían reconocer el papel tremendamente importante de la fe y la práctica religiosa a la hora de dar apoyo a las familias, incrementar su bienestar e impulsar una sólida sociedad civil. Proteger la libertad de las personas y de las organizaciones para vivir su fe de manera pública (no pisoteando la libertad religiosa mediante coercitivos dictados del gobierno) puede asegurar que más gente disfrute de los beneficios de la práctica religiosa.
Desde ayer, el impuesto sobre sociedades de Estados Unidos que es del 39.2 % ocupa el primer puesto en el mundo entero, ganándole a Japón que recientemente bajó su impuesto del 39.5% al 36.8% (el impuesto sobre sociedades de Estados Unidos incluye el 35% de la tasa federal más la tasa promedio adicional de los estados). Esto está bastante por encima del 25% de promedio de otras naciones desarrolladas.
Los precios suben cuando hay inseguridad en el mercado sobre la continua disponibilidad del combustible que la nación necesita para operar. La cosa es ideológica, el credo verde del presidente es invertir en industrias que siguen siendo poco rentables e ir diciendo medias verdades como por ejemplo que incrementar la producción de petróleo lleva demasiado tiempo y no impactaría en el mercado durante al menos una década.